Otros Epitafios

Ernesto R.  del Valle

©Ernesto R. del Valle 2015

© Otros epitafios.

Imagen de portada.

Obra del artista cubano estadounidense Arturo Potestad Llanes.          Cuba 1916-EUA 20 16.

 

Aquellos momentos idos para siempre pero inolvidables. Aquellos objetos que nos fueron imprescindibles en un momento de la vida y ya no están con nosotros. 

Los artículos de vestir y de necesidad personal que dejamos con el tiempo. 

Los sentimientos como el amor que nos tritura hasta los huesos y muerem de repente, ya no lo tenemos

Todos merecen su epitafio.

 

MAQUINA DE ESCRIBIR

En una voltereta 

cayó de una vez y para siempre
con una página en blanco 

trabada en el rodillo
mi pobre Underwood modelo #5
Yace aquí toda oxidada.

ÁRBOL TALADO

Cayó  con aquel estruendo 

de vuelos despavoridos. 

 Dejó solo al recuerdo, triste silencio de trinos.

AMANECER

Aquella mañana a muerto.   

Yace aquí sin su esplendor

 entre las hojas del encino,  

sin el revolotear de mariposas.

 Sin el chasquido de unos besos, 

ni trinos de pájaros. 

Déjale una flor y tu recuerdo. 

CREPÚSCULO

En un delirio de oro sosegado
y fuego yacente tras las sombras,
se nos fue este atardecer.
Pasad con cuidado.
aún puede ser que su belleza te deslumbre.

NOCHE

Murió la noche. Murió 
como mueren las noches
en un alma triste.
Murió sola, 
dentro de una copa de vino
y, de un trago.

.

AZUCENA

Aquí yace la azucena.
Su mística estancia en el jardín 

llenó de aroma los espacios. 

Yace aquí con su ternura sin tregua! 
Los pétalos idealizados por las viudas 

y la huella de un beso 

en la virginidad de su corola. 

AZUL

Aquí yace el azul.
Murió de inocencia
agazapado tras los sueños de una virgen.

VERDE 

Muere el verde mordido por las sombras que pierden la razón luego de haber saboreado la esperanza. 

BESO

Nunca fue beso. 

MARIPOSA

Yace muerto en unos labios
secos de distancias y de ausencia.
Queda de este beso el epitafio,
aprende mortal esta sentencia:
«gana del silencio, triste esencia,
el beso nunca dado».

Descanse en Paz la mariposa
en el sueño de las virgenes,

que al tocarla, santifican 
la inocencia.

ALAS

 Rota un ala, sin mortaja. 

Yace allí, en su estancia

 de monótona pereza

 sobre los hombros secos 

del olvido y la tristeza.

R  Í  O

Sobre el légamo oscuro,
de hojas podridas, 
el río descansa su jornada.
Ha muerto decantado
por el hombre, contaminado
y llevado a límites de ofensas. 
Allí está, total y absoluto,
hasta su final deposición 
y olvido…

SOMBRA

Amaneció en el olvido y olvidada.
Ya nadie la recuerda en su palacio
de cristales empañados.
Yace aquí con su crespón de brumas.

SONETO

Murió de Lorca o de Guillén,

 de Borges, Neruda, Vallejo o Benedetti. 

Aún se investiga la causa de su muerte
entre puntos suspensivos vanguardistas

 y signos de interrogación. 

VERSO

Aquí yace el verso sin poesía,
sin metáfora en su corazón.
Murió con faltas de ortografía,
sin fuerza, sin magia, en agonía,
tirado en un rincón.  

AMOR 

Yace a  orillas de un crepúsculo,

con la distancia perdida en la mirada. 

Sus pétalos de sueño marchitaron.  

Lo mutiló el engaño y la mentira. 

 Dejó como legado, una leyenda. 

Su flor es el olvido. 

CALIDEZ

Murió  fría y en verano,
murió sin la poesia

En el jardín lloran la luz y los geranios. 

Pasar en silencio y cerrar los ojos.

ANSIAS 

Fallecieron las ansias en bandada 

cómo mueren de sueño las palomas 

la luz de la luna es su mortaja

En un desvelo de vino sin la copa

Murieron las ansias, las alas rotas

el silencio las limpia de distancias.

DESVELO

Murió el desvelo en paz, pero algo frío,

muy parecido al beso del demonio. 

Ha legado en su éterno desafío. 

 Azul se fue, con el dolor tardío

de encontrarse en las fauces del insomnio. .

DESEO

El único. Redondo e increíble

como la nata de la noche en ambos cuerpos.

Sucumbió de tedio y yace en el silencio del orgasmo,                   mustio y sosegado.    Amén.

BONDAD

Murió de quimeras y traiciones
golpes en su pétalo más triste.
su sonrisa la llevaba en ristre
ahogada  de luz por los rincones.

LA PALABRA. 

Yace la palabra junto al hombre hasta el final de los tiempos. 

Unas veces, violenta; otras tantas, frágil y dulce.                             como la poesía. 

El autor

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